el catorce de enero - San Lucas 12.1-31, Génesis 21 y Salmo 14

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Jesús enseña contra la hipocresía
(Mt 10.26-27)

San Lucas 12 1Entre tanto se juntaron miles y miles de personas, tantas que unas a otras se atropellaban. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. 2Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. 3Por tanto, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, se oirá a la luz del día; y lo que han dicho en secreto y a puerta cerrada, será gritado desde las azoteas de las casas.

A quién se debe tener miedo
(Mt 10.28-31)

4"A ustedes, amigos míos, les digo que no deben tener miedo de los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más. 5Yo les voy a decir a quién deben tenerle miedo: ténganle miedo al que, después de quitar la vida, tiene autoridad para echar en el infierno. Sí, ténganle miedo a él.
6"¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados uno por uno. Así que no tengan miedo: ustedes valen más que muchos pajarillos.

Reconocer a Jesucristo delante de los hombres
(Mt 10.32-33; 12.32; 10.19-20)

8"Les digo que si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; 9pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
10"Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel que con sus palabras ofenda al Espíritu Santo.
11"Cuando los lleven a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocupen por cómo van a defenderse o qué van a decir, 12porque cuando les llegue el momento de hablar, el Espíritu Santo les enseñará lo que deben decir."

El peligro de las riquezas

13Uno de entre la gente le dijo a Jesús:
--Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia.
14Y Jesús le contestó:
--Amigo, ¿quién me ha puesto sobre ustedes como juez o partidor?
15También dijo:
--Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas.
16Entonces les contó esta parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. 17El rico se puso a pensar: '¿Qué haré? No tengo dónde guardar mi cosecha.' 18Y se dijo: 'Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. 19Luego me diré: Amigo, tienes muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida.' 20Pero Dios le dijo: 'Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será?' 21Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios."

Dios cuida de sus hijos
(Mt 6.25-34)

22Después dijo Jesús a sus discípulos: "Esto les digo: No se preocupen por lo que han de comer para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. 23La vida vale más que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen granero ni troje; sin embargo, Dios les da de comer. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25Y en todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? 26Pues si no pueden hacer ni aun lo más pequeño, ¿por qué se preocupan por las demás cosas?
27"Fíjense cómo crecen los lirios: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. 28Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡cuánto más habrá de vestirlos a ustedes, gente falta de fe! 29Por tanto, no anden afligidos, buscando qué comer y qué beber. 30Porque todas estas cosas son las que preocupan a la gente del mundo, pero ustedes tienen un Padre que ya sabe que las necesitan. 31Ustedes pongan su atención en el reino de Dios, y recibirán también estas cosas.


El nacimiento de Isaac

Génesis 21 1De acuerdo con su promesa, el Señor prestó atención a Sara y cumplió lo que le había dicho, 2así que ella quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham cuando él ya era muy anciano. El niño nació en el tiempo que Dios le había dicho. 3El nombre que Abraham le puso al hijo que Sara le dio, fue Isaac; 4y lo circuncidó a los ocho días de nacido, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía cien años cuando Isaac nació. 6Entonces Sara pensó: "Dios me ha hecho reir, y todos los que sepan que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que yo llegaría a darle hijos? Sin embargo, le he dado un hijo a pesar de que él ya está viejo."

Agar e Ismael son echados de la casa de Abraham

8El niño Isaac creció y lo destetaron. El día en que fue destetado, Abraham hizo una gran fiesta. 9Pero Sara vio que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham, se burlaba de Isaac. 10Entonces fue a decirle a Abraham: "¡Que se vayan esa esclava y su hijo! Mi hijo Isaac no tiene por qué compartir su herencia con el hijo de esa esclava."
11Esto le dolió mucho a Abraham, porque se trataba de un hijo suyo. 12Pero Dios le dijo: "No te preocupes por el muchacho ni por tu esclava. Haz todo lo que Sara te pida, porque tu descendencia vendrá por medio de Isaac. 13En cuanto al hijo de la esclava, yo haré que también de él salga una gran nación, porque es hijo tuyo."
14Al día siguiente, muy temprano, Abraham le dio a Agar pan y un cuero con agua; se lo puso todo sobre la espalda, le entregó al niño Ismael y la despidió. Ella se fue, y estuvo caminando sin rumbo por el desierto de Beerseba. 15Cuando se acabó el agua que había en el cuero, dejó al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse a cierta distancia de allí, pues no quería verlo morir. Cuando ella se sentó, el niño comenzó a llorar.
17Dios oyó que el muchacho lloraba; y desde el cielo el ángel de Dios llamó a Agar y le dijo: "¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, porque Dios ha oído el llanto del muchacho ahí donde está. 18Anda, ve a buscar al niño, y no lo sueltes de la mano, pues yo haré que de él salga una gran nación."
19Entonces Dios hizo que Agar viera un pozo de agua. Ella fue y llenó de agua el cuero, y dio de beber a Ismael. 20-21Dios ayudó al muchacho, el cual creció y vivió en el desierto de Parán, y llegó a ser un buen tirador de arco. Más tarde su madre lo casó con una mujer egipcia.

Abraham y Abimélec hacen un pacto

22Más o menos por ese tiempo, Abimélec fue a hablar con Abraham. Lo acompañaba Ficol, el jefe de su ejército. Y Abimélec dijo a Abraham:
--Vemos que Dios te ayuda en todo lo que haces. 23Por lo tanto, júrame por Dios, en este mismo lugar, que no nos harás mal ni a mí ni a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que me tratarás con la misma bondad con que yo te he tratado, y que harás lo mismo con la gente de este país donde ahora vives.
24--Te lo juro --contestó Abraham.
25Pero Abraham le llamó la atención a Abimélec acerca de un pozo de agua que los siervos de este le habían quitado. 26Y Abimélec le contestó:
--Hasta hoy no he sabido nada de este asunto, pues tú no me lo habías dicho. Yo no sé quién ha podido hacer eso.
27Entonces Abraham tomó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec; y aquel mismo día los dos hicieron un trato. 28Pero Abraham apartó siete ovejas de su rebaño, 29por lo que Abimélec le preguntó:
--¿Para qué has apartado estas siete ovejas?
30Y Abraham contestó:
--Para que estas siete ovejas que yo te entrego sirvan como prueba de que yo hice este pozo.
31Por esta razón ese lugar se llamó Beerseba, pues allí los dos hicieron un juramento.
32Una vez hecho el trato en Beerseba, Abimélec y Ficol regresaron al país de los filisteos. 33Allí, en Beerseba, Abraham plantó un árbol, un tamarisco, e invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Durante mucho tiempo, Abraham vivió en el país de los filisteos.


SALMO 14 (13)

Perversión del hombre
(Sal 53)


1Los necios piensan que no hay Dios:
todos se han pervertido;
han hecho cosas horribles;
¡no hay nadie que haga lo bueno!
2Desde el cielo mira el Señor a los hombres
para ver si hay alguien con entendimiento,
alguien que busque a Dios.
3Pero todos se han ido por mal camino;
todos por igual se han pervertido.
¡Ya no hay quien haga lo bueno!
¡No hay ni siquiera uno!

4No tienen entendimiento los malhechores,
los que se comen a mi pueblo como quien come pan,
los que no invocan el nombre del Señor.
5Temblarán llenos de miedo,
pues Dios está con los que lo obedecen.
6Se burlan de los anhelos del humilde,
pero el Señor lo protege.

7¡Ojalá que del monte Sión
venga la salvación de Israel!
Cuando el Señor haga cambiar la suerte de su pueblo,
se alegrarán los descendientes de Jacob,
todo el pueblo de Israel.

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