Jesús
llora ante la tumba de Lázaro
San Juan 11 28 Habiendo dicho
esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en
secreto: El Maestro está aquí y te llama.
29 Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino
a él.
30 Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino
que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.
31 Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la
consolaban, cuando vieron que María se había levantado
de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al
sepulcro a llorar allí.
32 María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses
estado aquí, no habría muerto mi hermano.
33 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos
que la acompañaban, también llorando, se estremeció en
espíritu y se conmovió,
34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven
y ve.
35 Jesús lloró.
36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que
abrió los ojos al ciego, haber hecho también que
Lázaro no muriera?
Resurrección de Lázaro
38
Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al
sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta
encima.
39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del
que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es
de cuatro días.
40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás
la gloria de Dios?
41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido
puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto,
dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa
de la multitud que está alrededor, para que crean que
tú me has enviado.
43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro,
ven fuera!
44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los
pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.
Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
El complot para matar a Jesús
(Mt. 26. 1-5; Mr. 14. 1-2; Lc. 22. 1-2)
45
Entonces muchos de los judíos que habían venido para
acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús,
creyeron en él.
46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les
dijeron lo que Jesús había hecho.
47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos
reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque
este hombre hace muchas señales.
48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán
los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra
nación.
49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel
año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;
50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por
el pueblo, y no que toda la nación perezca.
51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el
sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había
de morir por la nación;
52 y no solamente por la nación, sino también para
congregar en uno a los hijos de Dios que estaban
dispersos.
53 Así que, desde aquel día acordaron matarle.
54
Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los
judíos, sino que se alejó de allí a la región
contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se
quedó allí con sus discípulos.
55
Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos
subieron de aquella región a Jerusalén antes de la
pascua, para purificarse.
56 Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se
preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá
a la fiesta?
57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían
dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo
manifestase, para que le prendiesen.
Sisac invade Judá
(1 R. 14. 21-31)
2 Crónicas 12 1 Cuando Roboam
había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y
todo Israel con él.
2 Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el
quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto
contra Jerusalén,
3 con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de
a caballo; mas el pueblo que venía con él de Egipto,
esto es, de libios, suquienos y etíopes, no tenía
número.
4 Y tomó las ciudades fortificadas de Judá, y llegó
hasta Jerusalén.
5 Entonces vino el profeta Semaías a Roboam y a los
príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén
por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho Jehová:
Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en
manos de Sisac.
6 Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y
dijeron: Justo es Jehová.
7 Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino
palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han
humillado; no los destruiré; antes los salvaré en
breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por
mano de Sisac.
8 Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es
servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las
naciones.
9
Subió, pues, Sisac rey de Egipto a Jerusalén, y tomó
los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la
casa del rey; todo lo llevó, y tomó los escudos de oro
que Salomón había hecho.
10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de
bronce, y los entregó a los jefes de la guardia, los
cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.
11 Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de
la guardia y los llevaban, y después los volvían a la
cámara de la guardia.
12 Y cuando él se humilló, la ira de Jehová se apartó
de él, para no destruirlo del todo; y también en Judá
las cosas fueron bien.
13
Fortalecido, pues, Roboam, reinó en Jerusalén; y era
Roboam de cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y
diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que
escogió Jehová de todas las tribus de Israel para poner
en ella su nombre. Y el nombre de la madre de Roboam fue
Naama amonita.
14 E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para
buscar a Jehová.
15
Las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están
escritas en los libros del profeta Semaías y del vidente
Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y
Jeroboam hubo guerra constante.
16 Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado en la
ciudad de David; y reinó en su lugar Abías su hijo.
Reinado de Abías
(1 R. 15. 1-8)
2 Crónicas 13 1 A los dieciocho
años del rey Jeroboam, reinó Abías sobre Judá,
2 y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Micaías hija de Uriel de Gabaa. Y hubo guerra
entre Abías y Jeroboam.
3 Entonces Abías ordenó batalla con un ejército de
cuatrocíentos mil hombres de guerra, valerosos y
escogidos; y Jeroboam ordenó batalla contra él con
ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
4 Y se levantó Abías sobre el monte de Zemaraim, que
está en los montes de Efraín, y dijo: Oídme, Jeroboam
y todo Israel.
5 ¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el
reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus
hijos, bajo pacto de sal?
6 Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de
David, se levantó y rebeló contra su señor.
7 Y se juntaron con él hombres vanos y perversos, y
pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam
era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos.
8
Y ahora vosotros tratáis de resistir al reino de Jehová
en mano de los hijos de David, porque sois muchos, y
tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os
hizo por dioses.
9 ¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de
Jehová, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os
habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos
de otras tierras, para que cualquiera venga a consagrarse
con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de
los que no son dioses?
10 Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y
no le hemos dejado; y los sacerdotes que ministran
delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que
están en la obra son levitas,
11 los cuales queman para Jehová los holocaustos cada
mañana y cada tarde, y el incienso aromático; y ponen
los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con
sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros
guardamos la ordenanza de Jehová nuestro Dios, mas
vosotros le habéis dejado.
12 Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus
sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen
contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra
Jehová el Dios de vuestros padres, porque no
prosperaréis.
13
Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para venir a
ellos por la espalda; y estando así delante de ellos, la
emboscada estaba a espaldas de Judá.
14 Y cuando miró Judá, he aquí que tenía batalla por
delante y a las espaldas; por lo que clamaron a Jehová,
y los sacerdotes tocaron las trompetas.
15 Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y así que
ellos alzaron el grito, Dios desbarató a Jeroboam y a
todo Israel delante de Abías y de Judá;
16 y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios
los entregó en sus manos.
17 Y Abías y su gente hicieron en ellos una gran
matanza, y cayeron heridos de Israel quinientos mil
hombres escogidos.
18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel
tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron, porque se
apoyaban en Jehová el Dios de sus padres.
19 Y siguió Abías a Jeroboam, y le tomó algunas
ciudades, a Bet-el con sus aldeas, a Jesana con sus
aldeas, y a Efraín con sus aldeas.
20 Y nunca más tuvo Jeroboam poder en los días de
Abías; y Jehová lo hirió, y murió.
21 Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce
mujeres, y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas.
22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus dichos,
están escritos en la historia de Iddo profeta.
El Dios de la victoria y del
juicio
Al músico principal; sobre Neginot.
Salmo de Asaf. Cántico.
Salmo 76 1 Dios es conocido
en Judá;
En
Israel es grande su nombre.
2
En Salem está su tabernáculo,
Y
su habitación en Sion.
3
Allí quebró las saetas del arco,
El
escudo, la espada y las armas de guerra.
[Selah]
4 Glorioso eres tú, poderoso más que los
montes de caza.
5
Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su
sueño;
No
hizo uso de sus manos ninguno de los varones fuertes.
6
A tu reprensión, oh Dios de Jacob,
El
carro y el caballo fueron entorpecidos.
7
Tú, temible eres tú;
¿Y
quién podrá estar en pie delante de ti cuando se
encienda tu ira?
8
Desde los cielos hiciste oir juicio;
La
tierra tuvo temor y quedó suspensa
9
Cuando te levantaste, oh Dios, para juzgar,
Para
salvar a todos los mansos de la tierra.
[Selah]
10 Ciertamente la ira del hombre te alabará;
Tú
reprimirás el resto de las iras.
11
Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios;
Todos
los que están alrededor de él, traigan ofrendas al
Temible.
12
Cortará él el espíritu de los príncipes;
Temible
es a los reyes de la tierra.
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